martes, 26 de febrero de 2013

#Oscar2013

Este domingo de madrugada se celebraron los 85º Premios de la Academia (o como se han llamado este año oficialmente, los Oscar 2013), y como éste es un blog sobre cine no podemos dejar de lado los -considerados- premios más importantes del año, dejando ya a un lado si el criterio que tienen es realmente bueno o si son simplemente un mejunje de politiqueo y star system

En principio comentaré por encima algunos premios técnicos que creo que merecen algo de importancia y después pasaré a los premios gordos.

En primer lugar, el premio a Mejor sonido ha sido para Les Misérables, algo que desde un principio estaba bastante cantado, pues se llevaba comentando desde los meses de promoción de la película que era el primer musical en el que las voces eran grabadas en directo en el set, sin ser grabadas en estudio (aunque igualmente haya habido postproducción de sonido y, por tanto, una ayuda a las voces de los actores). Premio merecido, entonces, por el esfuerzo de los técnicos.

En la categoría de Mejor vestuario teníamos a un español, Paco Delgado (ganador del Goya a Mejor diseño de vestuario por Blancanieves), que competía por el diseño de Les Misérables, sin embargo no tuvo nada que hacer ante la película de época, Anna Karenina (algo habitual en esta categoría es que el premio se lo lleven películas de este tipo).


Pasamos a otros premios menores, en primer lugar el premio a Mejor cortometraje de acción real, que fue para Curfew, de Shawn Christensen. El corto en sí está bastante bien  visualmente, aunque quizá abuse de los colores desaturados que tanto gustan últimamente (ojo, que a mí también me gustan). Por otra parte la historia peca de estar muy vista, utilizando el personaje de la niña como motor de la historia. Felicitar, eso sí, a la actriz, que realmente me gustó. 

El premio al Mejor cortometraje animado se lo llevó Paperman, un corto que hace unas semanas estaba online y que pude disfrutar, pero que lamentablemente Disney ha retirado de la red. Se trata de una historia de amor muda al más puro estilo Disney, y de la que se dijo que probablemente podía haber plagiado la historia. Razón aquí.

El Mejor documental del año para la Academia es Searching for Sugar Man, un proyecto que ha tenido mucho éxito esta temporada y que ha cosechado premios tanto del DGA como el BAFTA y el propio Oscar. Trata la historia de dos jóvenes sudafricanos que viajan para buscar al ídolo musical de su juventud. 

La Mejor película animada ha sido Brave (extrañamente traducida como Indomable), una historia de rebeldía en la que la heroína es Mérida, una princesa que no es como las demás. Otro premio más para Pixar. 

Pasamos a los premios gordos ahora, y el primero es uno que ha sido incontestable. El premio a Mejor película de habla no inglesa ha sido para Amour, de Michael Haneke. El caminar de la película de Haneke esta temporada ha sido arrasador, llevándose todos los premios posibles (Oscar, Globo de Oro, Premio del Cine Europeo, BAFTA...) y uno de los más prestigiosos, la Palma de Oro del Festival de Cannes. 


Como una de las cosas más importantes en las películas son las propias historias, también premian a los guiones, y los favoritos de la Academia este año han sido los de una gran película y otra que no está mal. En primer lugar, Chris Terrio ha ganado el premio a Mejor guion adaptado por contar la historia de Tony Méndez en Argo. Chris, todos creemos que esa escena de resolución al final de la película sobraba, aún así, ésta es la gran película. Por otro lado, el premio a Mejor guion original ha sido para Quentin Tarantino por Django Unchained (me niego a traducirlo, queda muy cutre). Sí, la historia está muy bien, pero tiene varias pegas: el personaje de Jamie Foxx es el más plano de toda su filmografía y todo lo que pasa después de la primera mitad sobra. Lo siento Quentin, pero la primera mitad eclipsa totalmente al soberano aburrimiento que produce la segunda. Este segundo premio lo podía haber ganado perfectamente cualquiera de las demás candidatas, aunque hay que reconocerle a Tarantino que siempre ha sido un gran creador de historias.

En cuanto a los actores, premio justo para Anne Hathaway como Mejor actriz de reparto y premio merecido a Christoph Waltz como Mejor actor de reparto, aunque muchos se empeñen en decir que ha repetido personaje. Claro que lo ha hecho, pero este tío sigue siendo un genio. Como Mejor actriz principal hay dudas. Sí, Jennifer Lawrence no estaba mal en El lado bueno de las cosas, pero creo que Jessica Chastain podía habérselo llevado perfectamente por La noche más oscura. Gran interpretación. El premio a Mejor actor principal estaba cantado desde que se estrenó Lincoln. Inconmensurable Day Lewis como el presidente más querido de los States


Y llegamos a los premios más importantes de la noche. El premio a Mejor director estaba disputado, aunque estaba claro que Benh Zeitlin no iba a llevárselo en su primera nominación, y que O. Russell había pecado de "demasiado académico" para la mayoría de la gente. La cosa quedaba, por tanto, entre Spielberg, Haneke y Lee, y fue este último quien se coronó como el mejor realizador del año, sumando ya dos estatuillas en su haber. Tengo que decir que no me lo esperaba. 


Por último, el premio gordo de la noche fue para Argo, que se coronó como Mejor película del año. ¿Merecido? Por supuesto. ¿Podía haber sido otra? También. Ha sido un año muy competido y tanto La noche más oscura como Lincoln podían haberse llevado el premio. Todo queda en el orgullo americano. De todas formas, Argo llegaba avalada por el Globo de Oro y las honras de todos los gremios del cine de américa, así que era un premio esperado. Una gran película al fin y al cabo. 

La cosa quedó, por tanto, así:

La vida de Pi: 4
Argo: 3
Les Misérables: 3
Django Unchained: 2
Skyfall: 2
Lincoln: 2
La noche más oscura: 1
El lado bueno de las cosas: 1
Amour: 1
Anna Karenina: 1

Un abracito. 

miércoles, 20 de febrero de 2013

Al rojo vivo (Raoul Walsh) y los cimientos del cine de gángsters

Como me conozco, hago desde el principio esta aclaración. Aunque el título del artículo exprese que la película de la que voy a hablar es Al rojo vivo, lo más probable es que me acabe yendo por las ramas y escriba más sobre el género film noir a grandes rasgos que sobre la película mencionada en sí. No obstante os prometo un artículo interesante desde la primera hasta la última palabra.  

“Si no tienes una buena historia no tienes nada”, Raoul Walsh.

Son las palabras de un sabio curtido en el cine. Si uno escribe sobre la época del cine clásico de Hollywood no puede dejarse en el tintero a Raoul Walsh. Con más de cien largometrajes a sus espaldas Walsh fue uno de los directores más famosos del siglo pasado. Si echamos un vistazo a su filmografía nos daremos cuenta de que es además uno de los realizadores más prolíficos, llegó a dirigir una media de dos películas al año.

A diferencia de otros directores como John Ford que él mismo decía que sólo hacía westerns, y ciertamente casi todo lo que hizo fue en ese género, Raoul Walsh tocó todo tipo de temas. Realizó películas de géneros tan diversos como el western, cine de gángsters e incluso de aventuras, de hecho, fue en ese terreno en el que destacó. Pero la película que hoy os traigo es Al rojo vivo (White Heat) de 1949. Se trata de una cinta de gángsters que podemos considerar como film noir. Para una sencilla distinción de ambos conceptos remito a un artículo antiguo que podéis ver aquí.


Antes de entrar en harina, un poco de historia. El cine de gángsters permitía a los cineastas; según comenta Martin Scorsese en su documental de 1995 A personal journey with Martin Scorsese through american movies, hacer cuentas con la profunda fascinación de la sociedad americana por la violencia. En gran parte esta fascinación venía (y viene) dada por la propia historia violenta del nacimiento de los Estados Unidos y la conquista del Oeste. Es a finales de los años veinte y principios de los treinta cuando comienza a surgir este tipo de cine, no obstante podemos remontarnos hasta 1912 y observar en Los mosqueteros de Pig Alley de D.W. Griffith los primeros pasos del género. De todos modos es en los años veinte, con la ley seca y el negocio negro que se monta a su alrededor, cuando el cine de gángsters se consolida. Aunque no es cine, la serie Boardwalk Empire (desarrollada en parte por Scorsese) trata de manera casi cinematográfica todo este asunto de la ley seca.

Volviendo al celuloide, las primeras películas retratan al gángster como víctima fruto de una sociedad deprimida económicamente. Muchos de ellos son soldados que regresan a América tras la Primera Guerra Mundial y se encuentran con que han perdido sus empleos por lo que se ven obligados a delinquir para sobrevivir. Este retrato evoluciona a medida que esos pequeños negocios turbios crecen y el gángster se consolida como hombre de negocios. Es en pleno apogeo de este tipo de cine cuando surge el código Hays como instrumento moderador e incluso censor. El argumento, el siguiente: una cosa es mostrar una realidad y otra promover simpatías por esos personajes delincuentes. Desde ese momento Hollywood deberá evitar la glorificación del villano, de ahí que acabe muerto en casi todos los filmes.

Diez años antes de Al rojo vivo Raoul Walsh dirige Los violentos años veinte (The Roaring Twenties), película que resume en poco más de hora y media no sólo las características del género y la historia oscura de los años veinte, sino las tramas de casi todas las películas que sobre ese tema se habían hecho en la década de los treinta. Y por si esto fuera poco Los violentos años veinte cierra un ciclo debido a que tras la Segunda Guerra Mundial el cine de gángsters pasará a llamarse film noir. Pero no sólo cambiará la forma de denominación, también se transformarán notablemente las tramas dejando para el pasado las historias sobre la ley seca y los negocios ilícitos que había originado. Desde ese momento los robos y los crímenes por encargo serán los protagonistas. Seguimos avanzando y Walsh dirige en 1941 El último refugio (High Sierra). Esta quizá sea la película que mejor ejemplifica la elevación del villano a lo más alto antes de resultar muerto. Ésta es una característica que se repite tanto como la presencia de una femme fatale en este tipo de cine.



Cuando el gángster se cree invencible, cuando se observa a sí mismo en la cima del mundo, es cuando le llega su hora. Tras una eterna huida, en El último refugio Humphrey Bogart es abatido mientras trepaba por High Sierra. Esta zona de la geografía californiana es el punto de partida para Al rojo vivo. Tras asaltar y robar un tren el gángster encarnado por James Cagney (un veterano en este tipo de papeles) inicia su recorrido que culminará al final de la cinta con él subido a un enorme depósito esférico de gasolina. Entiéndase la forma del depósito como metáfora de la cima del mundo. De hecho, el detective hace en voz alta la reflexión que todos habíamos deducido ya por la puesta en escena, exactamente dice: «por fin llegó a la cima del mundo y...» hasta aquí puedo leer. Es en el último minuto del metraje donde se resuelve la historia. Scarface, en sus dos versiones (1932 y 1983) muestra también un claro ejemplo visual (bastante evidente) de los deseos de los gángsters por apropiarse el mundo.

Una característica un tanto especial de Al rojo vivo es que el poder que la femme fatale suele ejercer en el villano es sustituido casi en su totalidad por la voluntad de la madre que incluso parece ser quien realmente dirige la banda que preside su hijo. A parte de esto los elementos clásicos del género como traiciones, tiroteos y persecuciones varias se mantienen. No olvidemos que nos encontramos casi en la década de los cincuenta y que pocas películas más del estilo de Al rojo vivo se harán ya. Con la llegada del color y de la pantalla panormámica el film noir clásico pierde parte de su atractivo, el formato académico (entonces 4:3) y la fotografía en blanco y negro que tanto habían hecho por configurar el sistema estético-estilístico del género quedan atrás, y atrás quedará siempre esta colección de películas dirigidas con maestría por veteranos como Cecil B. DeMille, Howard Hawks y el propio Raoul Walsh que impresionaron a los espectadores de la época y seguirán haciéndolo.

La puntuación de @josuperezmarín:


7/10. Al rojo vivo es un buen ejemplo del film noir, un pollo que aun habiendo pasado mucho tiempo se mantiene tierno y jugoso. Los avances en los efectos especiales y del maquillaje nos traerían un carro de películas de cine negro mejoradas como Los intocables de Elliot de Ness y la Scarface de De Palma e incluso me atrevería a mencionar aquí la reciente Gangster Squad (2013), la cual recomiendo echar por lo menos un vistazo.

Un abracito.

sábado, 9 de febrero de 2013

Super Smartphone

Super Smartphone es el resultado de dos meses de trabajo intenso, de documentación, de rodaje y de postproducción, mucha postproducción. Es un intento de dar una visión satírica sobre el mundo de los smartphone desde que irrumpieron estrepitosamente en el mercado, haciéndose con el control de la telefonía móvil. Es también un intento de hacer algo novedoso más en la forma que en el contenido visual, por eso hemos querido darle un toque de "interactividad".



Si os gustan los teléfonos, las aplicaciones, los videojuegos y la publicidad de Apple, entonces tenéis que ver este microdocumental que bebe de todas esas fuentes.

Steve Jobs lo haría.



Un abracito.