domingo, 28 de octubre de 2012

Drácula (novela de Bram Stoker y film de Francis Ford Coppola)


Con todo lo que se ha escrito sobre las adaptaciones de libros al cine podría hacerse una cordillera que haría sonrojarse al Himalaya, pero es ciertamente imposible quedarse callado cuando lees un libro y posteriormente ves la película. El ser humano es así, tendemos a comparar.



La Feria del Libro de este verano me ofreció en bandeja Drácula de Bram Stoker por un muy módico precio (cabe decir que la edición es horrible, repleta de faltas de ortografía y con una impresión muy deficiente), así que me puse a leerlo y en pocos días ya lo había terminado. En sus páginas encontré una historia fantástica, dura, terrorífica y, en cierto modo, sensual. Me absorbió, tengo que decirlo, necesitaba saber qué pasaría después. El estilo epistolar en el que está escrita facilita las cosas, la lectura se hace liviana y rápida y bien es cierto que te acerca mucho más a todos los personajes y te sientes uno más, como si te estuvieran soltando toda la historia a la cara.

El libro cuenta la historia de un pasante de abogacía, Jonathan Harker, que viaja a Transilvania para terminar unos negocios con el conde Drácula, que pretende comprar varias propiedades en Londres. Jonathan queda prisionero casi sin saberlo en el castillo del conde, que una vez tiene todo en regla emprende su viaje a Inglaterra. Allí comenzará a causar estragos a gente que, en cierta manera, está relacionada con Harker. Lucy, la amiga de Mina, la prometida de Harker, estará en serios problemas y tan solo un grupo de hombres formado por el doctor Seward, el prometido de Lucy, Arthur, Quincey Morris y, posteriormente, el doctor Van Helsing podrán encargarse del conde y librar al mundo de un poderoso mal. Básicamente ésta es la historia, contada sin spoilers, para que nadie pueda quejarse.

Ahora bien, eso es lo que nos cuenta el bueno de Bram Stoker en la novela, pero al bueno de James V. Hart le pareció que a esa historia le faltaba algo, necesitaba ser más comercial… y ahora viene lo que a mí me decepcionó más de la película. ¿Por qué tuvieron que insertar una historia de amor que lo único que consigue es dar al conde una humanidad que no posee en la novela? El conde Drácula de la novela es un ser maligno, impío y que solo desea hacer el mal (bien sea por necesidad o por impulso), sin embargo, la película se encarga, ya desde el principio, de mostrarnos un prólogo en el que se ve cómo el conde perdió a su amada mucho tiempo atrás, lanzando así la excusa perfecta para enseñarnos el lado más romántico de Drácula. Puede haber gente a la que esto le parezca que está bien traído o que hasta le guste, sin embargo yo no tolero que se inventen una historia que no está en la novela simplemente para hacerla más interesante a ojos de un público mayoritario, a pesar de que haya quien se empeñe en decir que se puede intuir en la propia novela.



Derivado de este cambio viene otro problema: Mina Harker era una esposa fiel en la novela, sin embargo en la película, y víctima del hechizo del conde por su enorme parecido a su difunta esposa, torna en una infiel y lasciva novia de Satán. El punto álgido de esta historia llega en la escena en la que Drácula convierte en vampiro a Mina, una escena que en la novela es totalmente distinta. Dejando a un lado el cambio total del personaje de Mina, si que es cierto que el tema sensual que la novela deja entrever está totalmente plasmado en la película, y de manera magistral, en varios puntos de la historia, como el primer contacto de Lucy con Drácula o el encuentro de Jonathan con las 3 doncellas en el castillo.

Una vez os he dicho lo que más me molesta de la diferencia entre la novela y el libro os puedo asegurar que la película también tiene muchas ventajas. Entre ellas la realización del que por entonces era un venido a menos Coppola (había hecho grandes películas pero que habían sido fracasos comerciales, como Apocalypse Now) plasmando el terror que sí se suponía en la novela y la sensualidad de la historia. Movimientos de cámara exagerados en algunos momentos y una puesta en escena que te mete de lleno en la historia son algunas de esas ventajas de las que hablo además de la gran labor del reparto. No había hablado todavía de él pero el conde está interpretado por Gary Oldman, impresionante como siempre. Keanu Reeves encarna a un Jonathan Harker idéntico al de la novela y Mina Harker está interpretada por una angelical (por fuera) Winona Ryder. Por último, la guinda del pastel, Anthony Hopkins encarnando al doctor Van Helsing de una manera mucho más exagerada que en la novela, aunque, como siempre, de manera acertada. El personaje de Renfield, interpretado por Tom Waits, sí es parecido al del libro, aunque en la película se da a entender que fue el predecesor de Jonathan en los negocios con el conde, viniendo de ahí su locura.

Solo me queda decir que esa niebla verde que aparece en la escena del affaire entre el conde y Mina es MUY cutre.

Las puntuaciones finales:

La novela es un 8/10, un pollo asado en toda regla, que se cocinó hace muchísimos años y que, aunque parezca injusto, pocos han degustado.

La película de Coppola es un 6/10. Otro pollo asado pero más duro de tragar que la novela, aunque visualmente sea atractivo no es totalmente comparable a la obra original. 

Un abracito.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Frankenweenie (Tim Burton)

Hacía un tiempo que no iba al cine y la última de J.A. Bayona me hizo pensar que merecería la pena pagar por ella a pesar del precio actual de las entradas (demos gracias por el 2x1). Al parecer lo mismo que yo pensaron muchísimas más personas porque cuando me acerqué al cine al que suelo ir me encontré con ésto:


Todas las sesiones de Lo imposible estaban agotadas lo que me hace incidir en lo que se ha hecho evidente en los últimos días: la segunda película de Bayona está arrasando y solo lleva una semana en cartelera. Con el tiempo que estará en cartelera y con el próximo estreno en EEUU (diciembre) estoy más que seguro de que rentabilizará los 30 millones de euros que costó. Nada mal para un cineasta que acaba de realizar su segundo film.

Como no pudimos ver Lo imposible nos decantamos por la segunda opción más apetecible de la cartelera: Frankenweenie. Tim Burton (o debería decir Tim Hurto) vuelve con su ya instaurado estilo propio, aunque esta vez en blanco y negro y en stop motion.


Frankenweenie está basada en un cortometraje que el propio Burton realizó en 1984, realizado en imagen real. Lo extraño es ver que un corto hecho en imagen real pase a tener un remake hecho con animación, cuando estamos acostumbrados a que sea al revés. El hecho es que el cortometraje estaba protagonizado por Shelley Duval como la señora Frankenstein, actriz que recordamos de El resplandor. Solo quería apuntarlo porque me sorprendí al verlo. Tanto el cortometraje de 1984 como el largo de 2012 cuentan la historia de Víctor, un niño de 10 años que tiene un perro llamado Sparky. A Víctor le encanta la ciencia y siempre está trasteando en el desván haciendo experimentos. Desgraciadamente Sparky sufre un accidente y muere, pero Víctor logra revivirlo al más puro estilo Doctor Frankenstein. La resurrección de Sparky no será vista de la misma manera por Víctor que por el resto de la gente.

Cierto es que al alargar la trama del cortometraje muchos otros personajes secundarios tuvieron que ocupar metraje y se cambiaron algunas cosas con respecto a la historia original, además de tener más tiempo para profundizar en los personajes principales. Tengo que decir que me parece que estos están más cuidados en la versión de animación, pero puede que sea simplemente por haber compartido más tiempo con ellos.

Como puntos positivos de la película: la iluminación en blanco y negro, muy conseguida y, para quienes les guste, la estética Burton. Como siempre el director americano deja plasmado su estilo en cada película y aquí podemos mirar a Víctor y recordar claramente la estética de La novia cadáver. En definitiva, una estética más noir que la historia original. También veo como un punto a favor el uso del stop motion, le da frescor a la película, algo más que otras películas realizadas con técnicas de animación por ordenador y CGI.

Los puntos negativos: veo a Frankenweenie como un cúmulo gigante de estereotipos. La película es predecible de principio a fin y la historia no tiene interés detrás de la originalidad de la trama. Sabes lo que va a pasar en cada momento y no hay ninguna sorpresa. Te quedas con la sensación de que ya has visto esta película más veces. Con esto quiero decir que la idea es original (o fue original en su momento) pero la historia en sí está más que vista. En resumen, una película más para niños que para adultos y que te deja un sabor agridulce, es entretenida, pero no más.

Antes de despedirme os dejo enlazado el cortometraje de 1984, ya que sí que merece un vistazo al menos.



La puntuación final:

5/10. Frankenweenie aprueba por recordarnos tiempos mejores. Tiempos en los que las alitas de pollo no eran solo propiedad de una gran franquicia, sino tiempos en los que también se podían hacer de forma "más casera", aunque los actuales tampoco estén del todo mal. 

Un abracito. 

PD: Aprovecho para dejaros enlazado el blog de nuestra pequeña productora de clase, con la que lanzaremos dentro de poco un cortometraje que produzco y protagonizo. Podéis entrar aquí

miércoles, 3 de octubre de 2012

Luces rojas (Rodrigo Cortés)


A partir de ahora voy a intentar ser más constante en la subida de post, aunque ahora entrado el curso será algo complicado. Ahora mismo estamos inmersos en la preproducción de lo que será un pequeño cortometraje. Podéis seguir la creación del mismo a través del blog y el Twitter de Bay F, nuestra pequeña productora. Además, esta temporada colaboraré de forma mensual en Cinentérate, allí también podréis leerme, además de enteraros de todas las noticias relacionadas con el séptimo arte.

Una vez explicadas las circunstancias que me acompañarán este año, comienzo a hablaros de Luces rojas, el tercer largometraje de Rodrigo Cortés tras Concursante (2007) y Buried (2010). Lo más sorprendente del caso es el reparto que protagoniza la película. Que un director en su tercer largometraje cuente con algunas de las estrellas de Hollywood más consagradas y con otras que son valores en alza es, como poco, impresionante. Encabezan el cast Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Robert de Niro y Elizabeth Olsen y la verdad es que hacen un trabajo más que bueno.


La historia comienza con la parapsicóloga Margaret Matheson y el físico Tom Buckley visitando a una familia que presuntamente sufre una anomalía parapsicológica. Ambos se dedican a desenmascarar estos fraudes paranormales “de andar por casa”, además de dar clases de parapsicología en la universidad. De repente se anuncia la vuelta de Simon Silver, un conocido psíquico famoso décadas atrás. Buckley, aun con la desaprobación de Matheson, hará todo lo posible por desenmascarar el fraude que él piensa que Silver lleva a cabo.

He decidido no hacer ningún spoiler porque es una película que de verdad merece la pena y cuya trama te engancha y no te suelta hasta el final, pero lo que sí tengo que mencionar es la habilidad de Cortés a la hora de escribir el guion, y sí, ya sé que mucha gente piensa que ese final no conviene para nada a la película, que es un giro Shyamalan desafortunado… pero lo que yo creo es que le viene que ni pintado, y me explico. Durante una escena del comienzo de la película Tom Buckley le dice a Elizabeth Olsen “la magia la has hecho tú mirando donde no debías”. Pues bien, cambiémonos a nosotros mismos por la chica y démosle el puesto de mago a Cortés y entenderéis a lo que me refiero. Lo que usa el director a la hora de escribir el guion es la técnica de las siembras. Se trata de un recurso que ha sido mil veces utilizado en el cine (solo hay que recordar a Keyser Söze en Sospechosos habituales y esa magistral escena final), que hace que al final de la película miremos atrás a cosas que nos han pasado desapercibidas y nos llamemos a nosotros mismos tontos por no haberlo entendido en su momento. Es entonces cuando nos damos cuenta del engaño, pero es demasiado tarde, ya nos han hecho el truco (lo mismo ocurre en la trama). Quizá lo único que cueste entender son esas visitas de Buckley al edificio en el que encuentra a Simon Silver en una habitación.

Tengo entendido que la escritura del guion le llevó varios años, incluso tuvo de por medio el rodaje de Buried (que tampoco fue muy largo), lo cual es comprensible cuando vemos el resultado final de la película, un complejo rompecabezas que al final se resuelve solo.



Concluyo con dos cosas que, personalmente, me gustan mucho. Quiero subrayar la labor de fotografía de la película que, obviamente, no se la debemos solo al director sino a todo un equipo de trabajo. Desde luego lo único español de la película son los nombres de los créditos, y con esto no quiero desmerecer al cine español, ni mucho menos, pero la estética de la película está muy bien traída y parece de todo menos española. No sé si será por el desaturado que gasta el film o por ese boqué pero desde luego me impresionó cuando la vi. Por último, el montaje. Es bien sabido que Cortés monta todos sus trabajos desde que era cortometrajista y eso le da un control mucho mayor sobre la historia, puede dar su toque personal. Personalmente me gusta el ritmo de la película y me gusta el montaje final (ni que decir tienen los créditos iniciales), en definitiva, una buena película del que yo pienso es el director más prometedor que hay ahora mismo en España.

La puntuación final:

Un 8/10. El horno se pone al rojo vivo y cocina una película estupenda que se merece un pollo en todo su esplendor. Entretenida y misteriosa en su punto justo.

Un abracito.