martes, 17 de julio de 2012

Ran (Akira Kurosawa)



A pesar de que el otro día vi en el cine La delicadeza y me gustaría comentar algo acerca de ella, poco después vi este film del director japonés Akira Kurosawa y me di cuenta de que tenía bastante más chicha, que, al fin y al cabo, es lo que hace falta para hablar de algo.

Hablamos ya de Ran (1985), la última gran película de Akira Kurosawa, y con el presupuesto más alto que haya tenido jamás una película japonesa, 12 millones de dólares. La historia trata un típico drama japonés de época (un jidaigeki) basado en las historias Mori Motonari y El Rey Lear, de William Shakespeare. La película nos presenta a 4 personajes principales, Hidetora Ichimonji y sus tres hijos, Taro, Jiro y Saburo, en orden de edad. Hidetora considera que debe abdicar en su hijo más mayor para que el clan de los Ichimonji conserve su grandeza, pero esta decisión no es bien vista por sus otros dos hijos. Las consecuencias de esta decisión se verán reflejadas en el resto de la película, que nos muestra cómo la avaricia, el ansia de poder y la codicia pueden destruir una familia por completo. 


Ran es una historia que en principio puede parecer un simple drama familiar, pero que se puede extrapolar a muchísimas situaciones de la vida diaria, por eso considero que más que una buena película, es una lección de vida, con su obvia moraleja final, que debéis sacar al ver la película completa. 

Con el propósito de no destriparos el film intentaré no hablar más sobre la trama central y me centraré en consideraciones técnicas, y digo consideraciones porque son opiniones y no hechos. En primer lugar, y como se suele decir de este film, destaca el color utilizado por Kurosawa, y más que el color me refiero al contraste que desprende el choque entre la sobriedad de algunos escenarios con la agresividad cromática de los vestuarios (huelga decir que la película ganó el Oscar a Mejor Vestuario ese año). La agresividad que genera este contraste se relaciona con la propia agresividad de la trama central de la película. Otro rasgo de agresividad que se observa en la película es el maquillaje, sobre todo en la cara del personaje principal, Hidetora, que va cambiando según avanza la historia para mostrar una mayor profundidad emocional. 

Es algo en lo que no suelo fijarme mucho, pero el diseño de producción de la película está muy trabajado. Solo hay que fijarse en el vestuario, las localizaciones (todo se rodó en las laderas del Monte Fuji) y en el reparto, pues más de 1.000 extras participaron en la película como soldados. Ardua tarea de dirección la del cineasta japonés, que podemos observar con detalle en el documental A.K. Akira Kurosawa, el cual desde aquí recomiendo. 


En este vídeo (lo siento por la calidad y por la duración, pero es lo mejor que he encontrado de esta escena), observamos uno de los tramos más interesantes del film, al menos en lo que a mí respecta. Es el tramo que representa el primer punto de giro de la película tras el detonante (la abdicación de Hidetora). En un tramo de tal calibre, al que los espectadores llegamos con un punto álgido de emoción, la realización tiene que estar siempre a la altura, y en este caso no solo la realización técnica se encuentra a la altura sino que se une con otro elemento que hace a la escena mejor aún: la música. Y es que el acompañamiento musical orquestado por Toru Takemitsu se engrandece en esta escena hasta casi robarle el protagonismo a la imagen. El sonido ambiente deja su lugar a la música, que es la que verdaderamente nos ayuda a sentir todo lo que estamos viendo. Así pues, la escena se alarga hasta los 10 minutos o más de duración y la disfrutas de igual manera. Si el caos suena de alguna manera, estoy seguro de que es de ésta. 

En el trasfondo de la película encontramos un claro mensaje antibelicista, mensaje que se envía, paradójicamente, con una historia de violencia y de intenciones encontradas. Como ya le dijo su hermano a Akira Kurosawa tras una gran catástrofe en Japón, "Si te tapas los ojos ante algo aterrador, seguirás aterrado el resto de tu vida, sin embargo si lo miras fijamente y te enfrentas a ello, nada tendrás que temer". Y esto es Ran, una mirada clara y concisa (bueno, concisa no), a una de tantas historias violentas que hay en el mundo, una lección que nos muestra cómo NO deberíamos ser. Pero el ser humano... es así y, desgraciadamente, seguirá siéndolo.

Mi puntuación final:

Un 7/10. Ran es la típica comida exótica que en un principio no nos atrevemos a probar, pero que cuando degustamos no podemos dejar de comer. Es un pollo cocinado al más puro estilo japonés, de verdad que merece la pena probarlo. ボナペティ.

Ah, por último, pero no menos importante: Ran significa 'caos', como el que se forma tras la controvertida decisión de Hidetora; como el que producen sentimientos como la codicia; como el que produce la guerra.

martes, 3 de julio de 2012

God bless America (Bobcat Goldthwait)


Y dejo de escribir sobre películas relativamente antiguas para hablaros de una película cuyo trailer me llamó la atención en cuanto vi. Se trata de God bless America, un film de Bobcat Goldthwait, un artista norteamericano que sobre todo destaca por sus apariciones en la saga de Loca academia de policía. Sé que ésto último parece poco serio, pero la película es diferente, transmite una frescura que pocas películas que haya visto últimamente me han transmitido. Se trata de su primer film como director, y, al igual que otros cineastas poco conocidos como Quentin Dupieux (Rubber), me encandila con la estética de su película. 


El film nos abstrae de cualquier localización real, nos sitúa en una ciudad cualquiera, donde se nos presenta a un hombre cualquiera, Frank (Joel Murray), un pobre desgraciado que padece de insomnio y de migrañas y que observa en la televisión todas las cosas que odia de su país. La relación de Frank con su hija (a la que no ve porque está divorciado) es más que fría, por eso, tras ser despedido del trabajo y después de diagnosticarle un tumor en el cerebro, Frank decide suicidarse, pero cuando está a punto de hacerlo piensa en algo mejor: deshacerse de todas las personas malas. Gracias a esta decisión conocerá a Roxy (Tara Lynne Barr), una adolescente que piensa igual que él.

La película nos llevará a través de las 'fechorías' de estos dos rebeldes inconformistas que pretenden dar rienda suelta a su sed de un mundo mejor a balazos. El film pone en escena todas esas cosas que los que observamos América desde fuera no entendemos cómo pueden existir, desde los programas-pufo de la MTV, el afán de los jóvenes por grabar cómo queman indigentes, el materialismo obsesivo, el extremismo religioso del llamado 'Bible Belt'... todas esas cosas son las que sacan de quicio a Frank y Roxy, que no dudarán en disparar sus pistolas cada vez que se encuentren a alguien que les desagrade.


Los puntos a favor de esta película son, sin lugar a dudas, las interpretaciones de Murray y Barr. Sinceramente, no sabría decir quién lo hace mejor de los dos. Otra cosa que está muy bien hecha en el film es la fotografía. Con un punto realista y llamativo el director coge nuestras retinas y las exprime en lo que, para mí, es una dulce ironía. Juntar el siniestro tema de la película con una fotografía clara y soleada ayuda al punto de comedia que desprende cada escena, nos hace disfrutar al máximo de cada muerte. Además, desde el principio nos agarramos al personaje de Frank y terminamos queriendo que siga y siga matando, nos preocupamos con él, nos enfadamos con él.

Una de las pegas que se le puede poner al film es una secuencia en medio de la película que no llega a concordar del todo con la estética del conjunto y que rompe el equilibrio, pero no se le puede negar a Godlthwait el intentar haber sido original. 

En definitiva, una patada en los huevos al mismísimo Tío Sam y todo su sistema sociocultural basado en la telebasura y la mala educación, lo que lo convierte en una entretenida sátira que nos muestra (de forma extrema) otra cara de los estadounidenses, la cara de la autocrítica y la reflexión. Así, nos demuestran que puede que no todo esté perdido en América. 

Mi puntuación final:

Un 6/10. God bless America es una alita de pollo bien crujiente. Saciará tu hambre durante unas horas, pero no te dejará lleno. Aun así, disfrutas de ella como si de un manjar se tratase.

Un abracito.