domingo, 20 de mayo de 2012

Perdición (Billy Wilder)


No llevo más de una entrada y ya tengo un colaborador, @josuperezmarin,que es precisamente el que nos trae la crítica de hoy. Disfrutad.

Double Indemnity (1944) es la cuarta película de Billy Wilder como director, y también su cuarta como guionista. No obstante es la primera que escribe y además dirige, su trabajo para la Paramount, en este caso, fue doble. En España el título fue canjeado por el de Perdición, sin embargo el original, que viene a significar “doble indemnización” tiene mucho más sentido. Double Indemnity forma parte de lo que la crítica francesa llamó film noir. Tras la segunda guerra mundial las películas estadounidenses, que no habían cruzado el charco debido a la situación beligerante del viejo continente, llegan masivamente a Europa. El cine de gángsters digi-evolucionado (con perdón) que llegó fue bautizado por la crítica como cine negro. Sin más dilación, Perdición.  


La historia se desarrolla en Los Ángeles. Un vendedor de seguros, Walter Neff, tiene una vida tranquila y sin aparentes complicaciones, goza de un puesto en la Pacific All-Risk Insurance Company que le reporta un buen sueldo y no parece tener grandes aspiraciones. Hasta rechaza el ascenso que su jefe, el avispado Barton Keyes, le ofrece. Un día debe asistir a un encuentro con un cliente que tiene que actualizar la póliza de sus vehículos. La perdición de nuestro protagonista viene de la mano de una femme fatale rubia y con tobillo adornado por una pulsera. La señorita Phyllis, mujer infeliz del acaudalado magnate petrolífero Dietrichson, recibe a Neff en el tenuemente iluminado salón. Su flirteo con ella desencadenará los hechos. Amargada por un matrimonio que no la satisface, la mujer ha deseado en decenas de ocasiones, la muerte de su marido. Y encuentra en Neff al hombre que puede liberarla. Esta historia oscura que mezcla, amor, traición, venganza y dólares, muchos dólares (sazonada con una pizca de ironía), encuentra su estética en la fotografía en blanco y negro, más negro que blanco, de John F. Seitz (nominado al Oscar por Sunset Boulevard).

Wilder opta por comenzar la historia por el final, quedando ésta encorsetada por una escena hábilmente troceada. Neff llega malherido al despacho de su jefe y graba en un magnetófono su confesión. Ha matado al señor Dietrichson por dinero y por una mujer, pero no ha conseguido ninguna de las dos cosas. Con un narrador que se pasea del ámbito diegético al extradiegético a placer, Wilder da salida paulatina a los acontecimientos. Ofreciendo lúcidas pistas al espectador para ayudarle a descubrir los fragmentos que han quedado ocultos, al empezar el relato con la conclusión de la historia. El flashback va y viene a merced de la intensidad de las declaraciones de nuestro protagonista. Tanto es así que a Wilder no le importa cortar el relato de la mirada atrás para mostrarnos a Walter abatido, sentado tras el escritorio, vomitando en el micrófono sus culpas. Un travelling avant y un travelling retro nos acercan y nos alejan del sanguinolento Neff para enfatizar el dramatismo de sus palabras. Está débil pues ha sido herido (no os diré ni cómo ni por qué) y está desecho, pues ha tirado por la borda su vida y su carrera por un amor que él creía real pero que en realidad era ficticio.


El señor Keyes es un hábil desmontador de mentiras urdidas para cobrar las pólizas de seguros de manera fraudulenta. En treinta y no sé cuántos años el enano de su estómago no se ha equivocado, siempre ha cogido a los culpables y evitado pérdidas millonarias a la compañía. Pero esta vez, al tener al culpable tan cerca, al ser un amigo, el enano se cegó. Es oportuno destacar aquí que Keyes, habitual fumador de puros, no logra encontrar nunca una cerilla con la que prenderlo, y Neff siempre está ahí para ayudarle. En la escena final, un moribundo Neff a los pies de la puerta de la oficina donde está impreso el logotipo de la empresa (tomadlo como queráis), no tiene fuego y es Keyes quien le enciende el cigarro. Aunque Barton ya había llamado a la policía, Wilder deja la puerta abierta (al igual que la de la oficina) para que el jefe eche un capote a su empleado.   

A pesar de comenzar la historia por el final, no es una película predecible, sino todo lo contrario, es este recurso narratológico el que da pie y mueve los engranajes del film de Wilder.


La puntuación de Josu:

 Un 9/10. Perdición merece un taco de pollo, sabrosón y ligeramente picante a la vez.



¡Ah! ¿Por qué lo de doble indemnización os preguntaréis? Caerse (y morir) desde un tren en marcha supone cobrar el doble del seguro. Estadounidenses.

Un abracito.


jueves, 17 de mayo de 2012

El apartamento (Billy Wilder)



No he podido aguantar y comienzo hoy mismo con el tema, ya que desde ahora hasta junio estaré con exámenes. Y nada mejor para comenzar esta nueva sección que una película que me había sido recomendada varias veces y que por fin vi hace 2 días. El apartamento (1960) del laureado Billy Wilder será la primera víctima de Jugabilidad96. 


Una genialidad más de Wilder, empezando por el guion. El protagonista es el contable C.C. Baxter (Buddy para los amigos), que trabaja en una empresa de seguros. En principio sería uno más de los 30.000 trabajadores de la empresa, si no fuera por el hecho de que le presta su apartamento a sus superiores para que vayan allí a montárselo con señoritas más guapas y jóvenes que ellos. Buddy se queda prendado de una de las ascensoristas de la empresa, craso error si tenemos en cuenta que es una de las amantes a la que lleva uno de sus jefes a su apartamento. Al final... pues al final lo veis y punto. 

Personalmente el guion me parece bastante bueno (cabe destacar que es original y que se llevó el Oscar), dentro del cupo de las comedias románticas clásicas, esta es sin duda una de las mejores que he visto. Con básicamente dos localizaciones (para qué más) es una película de 2 horas que se hace corta, gracias al salero de Jack Lemmon y a los diálogos de Wilder. La química entre los dos actores se nota más allá de la pantalla y grabadas quedan ya escenas míticas como los juegos de cartas o el escurrir los espaguetis con la raqueta de tenis.


Otra cosa importante de El apartamento es la técnica de Wilder, tan cuidada como siempre. Por poner un ejemplo, la misma escena que os pongo arriba se resuelve con 3 simples planos, cuando cualquier director novato habría intentado hacer "algo diferente". Wilder no quiere pecar de especial y con estos 3 planos realiza una escena inmejorable. 

Por último comentar una cosa que me pareció muy curiosa, y es que cualquier persona que vea esta película y también haya visto Viridiana (1961) de Luis Buñuel, coincidirá conmigo en la similitud de los finales de las dos películas, no quiero ser spoiler, así que será mejor que lo veáis por vuestra cuenta, no os sentiréis decepcionados. ¿Una partidita de cartas?

Mi puntuación final:

Un 8/10. El apartamento es un buen pollo al horno, doradito, sin piel y con la carne tierna tierna. Os recomiendo que le echéis un muerde.


Un abracito.





Hola a todos, retomo este blog con una pequeña idea que me ha surgido y que espero que me dure mucho tiempo.

Con estas ganas que nos reconcomen las entrañas a muchas personas de contar todo lo que pensamos, lo único que podía hacer era hacer caso a mi instinto, así que vuelvo con muchas ganas de empezar este pequeño proyecto al que llamaré: