miércoles, 5 de diciembre de 2012

20 años de Reservoir dogs (Quentin Tarantino)

Hace poco un buen amigo y yo estuvimos hablando de esta película y de lo intrincado de su trama, así que, por qué no hablar un poco sobre ella ahora que cumple 20 años, pensé. Se trata de Reservoir Dogs, el primer largometraje de Quentin Tarantino y que le lanzó a la fama de la noche a la mañana. Del significado del título poco se sabe y mucho se ha especulado, que si tiene que ver con Perros de paja de Sam Peckinpah, que si otra película francesa… ni el propio Tarantino se digna a ofrecer información acerca del título. En cuanto al reparto, puede que entonces no fuera del todo redondo, pero mirándolo retrospectivamente encontramos actores que hoy día sí son reconocidos: Steve Buscemi, Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen y Chris Penn.  


Lo que tenemos en Reservoir Dogs es la historia de un atraco y de las personas que lo cometen. Antes de nada me gustaría explicar la diferencia crucial entre ‘historia’ y ‘narración’. Mientras que la historia es el hecho que ha acontecido de forma temporalmente lineal, la narración es esa interpretación que se hace de la historia y que puede llevarse a cabo sin ningún orden temporal lógico o con saltos temporales por la misma historia (como ejemplo tenemos la conocida Memento, de Christopher Nolan). La narración comienza en el punto álgido del atraco, la huida, y va dando saltos temporales por toda la historia, mezclando momentos sucedidos después del atraco con momentos que tuvieron lugar antes, durante su preparación.

El orden temporal es uno de los muchos elementos que Genette estudió en relación con el discurso audiovisual (y perdón por la pedantería) y se trata de uno de los más importantes, sino el que más. Según el orden de la narración de la historia podemos entender o dejar de entenderla, enrevesarla y crear un discurso intrincado que haga de criba, es decir, que seleccione a la gente que verdaderamente pueda comprender la película. Es cierto que no es la finalidad de este elemento pero en muchas ocasiones ocurre eso (a cuántas personas les habrá costado comprender Memento, ¡a cuántas!). No obstante, la finalidad más común de alterar el orden de la narración es crear misterio, todos recordamos el principio de Atrapado por su pasado, de Brian de Palma, y pensamos ¿cómo habrá llegado Al Pacino a esa situación? Pues de eso se trata. En esta película pasa lo mismo, vemos a todos los personajes metidos en el tinglado que el atraco ha provocado y nos preguntamos cómo demonios han llegado hasta ahí, por eso se nos van mostrando una a una las historias de los personajes centrales. Y como en esta secuencia salen todos los personajes centrales, y además me encanta, la dejo aquí para que todos la veáis, se trata de la mítica escena que (casi) abre la película.



Otra escena, que no es tan conocida, de la misma película, pero que después del segundo visionado me llegó bastante, es aquélla en la que Freddy (más conocido como el Sr. Naranja) se prepara su papel con ayuda de su amigo. Concretamente esta escena me gusta porque la preparación que su amigo le dice que tiene que hacer me recuerda a la escritura de un guion cinematográfico. Le dice que lo más importante son los detalles, porque así la historia gana credibilidad, coger los detalles y hacerlos suyos, creerse la historia, creer que es su propia historia. Todo esto son consejos aplicables a esa situación, pero también aplicables a la escritura de un guion y de cualquier historia de ficción a la que queramos buscar verosimilitud.

Un elemento importante y que hace destacar a la película es el Macguffin. Como de este elemento en relación con la película mucho se ha hablado seré breve ya que no considero que pueda aportar ningún matiz nuevo. Simplemente para el que no lo sepa, el Macguffin es un elemento cinematográfico que sirve para dar comienzo a una trama, empujarla desde el principio y hacer que los personajes avancen en la historia, sin embargo, al final resulta no tener ninguna importancia en relación con la trama. Este término, por cierto, es obra de Alfred Hitchcock. Como siempre la mejor forma de entender esto es con ejemplos: empezamos con Ciudadano Kane (Orson Welles), y el quizá más famoso Macguffin de la historia del cine. La película comienza con la palabra ‘Rosebud’, que Kane pronuncia antes de morir. Pues bien, esa palabra se convierte en la excusa perfecta para conocer toda la vida de Charles Foster Kane. Otro ejemplo encontramos en Psicosis, la conocida película de Hitchcock, y que quizá no muchos se hayan dado cuenta de que los 40.000 $ del principio son un Macguffin clarísimo. Un dinero que al final nada tiene que ver con la trama principal. Lo mismo en otras películas como Rocknrolla, de Guy Ritchie, con el cuadro del multimillonario ruso o en Pulp Fiction, de Tarantino, con el maletín del señor Wallace. En Reservoir Dogs, concretamente el Macguffin son los diamantes que roban en el atraco. ¿Realmente tienen importancia en la trama? La película trata de cómo han salido mal parados de un robo a una joyería, que bien podía haber sido un banco, una cafetería o un salón de subastas. Los diamantes entonces pierden toda importancia, y la película se centra en mostrarnos cómo ha llegado cada uno hasta esa situación y cómo sale de ella, simple y llanamente.

Por último, es imposible olvidarse de la importancia que tiene la música en este film (como en todas las películas de Tarantino). El director estructura la película como si de un ficticio programa de radio se tratase. ‘K-Billy y sus supersonidos de los 70’ es el programa en el que suenan todas las canciones de la película, de modo que en la mayor parte de las ocasiones la música es diegética, es decir, proviene de la propia historia. El mejor ejemplo para entenderlo: el momento en el que el Sr. Rubio pone la radio cuando tortura al policía en el almacén y baila al ritmo de ‘Stuck in the middle with you’ de Stealers Wheel. Una de las escenas más clásicas de la película, aunque no tanto como la más recordada: la que acompaña a los títulos de crédito junto a la canción ‘Little Green bag’ de George Baker. Otra gran película de Tarantino con una gran banda sonora.

La puntuación final:


Un 8/10. Reservoir dogs es un pollo asado que, a sus 20 años, no caduca. Es un pollo asado que te comes sin ningún orden y que disfrutas de igual manera.


Un abracito.


lunes, 19 de noviembre de 2012

Éste es un vídeo de "presentación" que he tenido que hacer para clase de Producción y Realización Audiovisual. Basado en la comedia y la parodia, un clásico.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Zinebi Express 2012

Éste es el cortometraje que presentamos a Zinebi Express 2012. Por suerte resultó seleccionado, aunque al final no fue premiado.

Zinebi Express es un concurso de cortometrajes express en el que tienes 2 días y medio para hacer un cortometraje relacionado con el tema que te presentan el primer día.

Espero que os guste.


Un abracito.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Skyfall (Sam Mendes) y revisión de la saga Bond, por @josuperezmarín


En esta nueva entrega de la exitosa franquicia James Bond, el cincuentenario agente 007 va tras la pista de un disco duro robado contenedor de valiosa información acerca de otros agentes del MI6. El malo de la cinta, interpretado por un soberbio Javier Bardem teñido de rubio, es un exagente británico y excelente hacker informático que pondrá contra las cuerdas al nuevo Q.


Skyfall es la tercera película en la que Daniel Craig da vida a Bond, James Bond. Si cuando Pierce Brosnan reemplazó a Timothy Dalton algunos pensábamos que había llegado el “Bond moderno”, no contábamos todavía con Daniel Craig, al cual podríamos calificar como el “Bond del futuro” (ha fichado por otras dos entregas más), distinto a todo lo que habíamos visto antes. Numerosos cambios se habían producido en la saga con la entrada de Brosnan, entre otros los abundantes y modernos, para la época, efectos digitales, la sede del MI6 en Londres e incluso algunos de los actores del reparto.

Pero esto último es algo habitual y muy normal en una saga que se extiende durante ya cincuenta años. A lo largo de estas cinco décadas, el jefe de la agencia de inteligencia británica, M, ha sido interpretado por tres actores. El primero, Bernard Lee trabajó en 11 películas, cuando falleció en 1981, su personaje se omitió en la siguiente entrega, Sólo para sus ojos. Robert James Brown fue su sucesor y actuó como M en las cuatro siguientes. Como curiosidad, Brown, había participado con anterioridad en La espía que me amó dando vida a otro personaje, nunca se aclaró si eran la misma persona, entró a interpretar a M directamente en Octopussy sin mayor explicación. Por último, Judi Dench, al igual que Pierce Brosnan, se estrenó en la saga en 1995 con Goldeneye. Que nadie se asuste con esta marabunta de títulos y nombres, al final de este artículo se añade una lista con las 23 películas de Bond.

La espía que me amó, fue la primera película de Bond en que el guión era una historia completamente original. De modo que en los créditos se presentaba a Roger Moore “as Ian Fleming´s James Bond 007 in The spy who loved me”, y no “as James Bond 007 in Ian Fleming´s The man with the golden gun” que era la inmediatamente anterior. Moonraker será la excepción y volverá a estar basada en una novela, a partir de ahí, las películas de la saga tomarán como base el personaje pero no ya las historias de Fleming.

Otros personajes míticos de la saga son Q y Moneypenny. El primero es el experto en moderneces y juguetitos varios del MI6. Los coches equipados con armamento, los micro-transmisores, los relojes-bomba y un largo etcétera son inventos suyos. Q siempre pide a Bond que devuelva el material en buen estado, no obstante, todos sabemos que eso no va a pasar. El actor que todos recordamos en este papel es Desmond Llewelyn, quien proveyó por primera vez de cachivaches a Bond en Desde Rusia con amor. Su último film fue El mundo nunca es suficiente, por aquella época tenía ya 85 años, y de no haber sido por un mortal accidente de coche, Llewelyn hubiera seguido siendo Q unos años más.  No obstante en su última película ya aparecía John Cleese, actor que sería el encargado de sucederle en el puesto.

La señorita Moneypenny es la secretaria de M. Tras su escritorio tiene siempre la apariencia de mujer ordenada y podemos suponer que casada, no obstante, no es capaz de evitar los encantos de los numerosos Bonds que han encestado el sombrero en su perchero. La tensión sexual estaba siempre ahí. Lois Maxwell actuó en 14 películas y tonteó con Sean Connery, George Lazenby y Roger Moore. Timothy Dalton se trajo consigo a una nueva secretaria, Caroline Bliss, que duró lo mismo que él, dos entregas. Lo mismo sucedió con Brosnan y Samantha Bond, quizá la menos agraciada de cuantas ha habido. Con Daniel Craig sucede algo curioso, tras dos películas (Casino Royale y Quantum of Solace) sin saber de Q y Moneypenny, estos personajes reaparecen en Skyfall encarnados por otros actores. Actores jóvenes, vale la pena señalar, dado que la saga parece no tener fin. Cabe resaltar aquí que las dos películas antes mencionadas son las únicas de la saga en que se desarrolla una misma trama. Considerándose a la segunda como secuela de la primera.

Seis son los actores que han dado vida a 007. Todo comenzó en 1962 con Sean Connery, cinco films fueron consecutivos y uno posterior a Al servicio secreto se su majestad, donde el encargado de hacer de espía británico, aun siendo australiano, fue George Lazenby. En 1973 se abría una nueva etapa con Roger Moore, quien hasta ahora, es el actor que más veces ha interpretado a Bond, en siete ocasiones. Alta tensión y Licencia para matar (ambas con Timothy Dalton encabezando el reparto) supusieron el final de los Bonds clásicos y también la ruptura de la “pauta” de dos años de media de separación entre cada película. Entre 1962 y 1989, es decir, 27 años, se habían hecho 16 films. Desde entonces hasta la actualidad (23 años) se han hecho sólo 7. Como ya he mencionado, al final del artículo se detalla una lista con los nombres de las películas, los actores principales, año de producción y director.

Larga es también la lista de chicas Bond, entre los nombres más conocidos podemos recordar el de Halle Berry en Muere otro día, Ursula Andress en Agente 007 contra el Dr. No o Jane Seymour en Vive y deja morir. Claro que, para mala suerte de ellas, ninguna consigue sobrevivir al final de la película. La única vez que Bond se casó fue en Al servicio secreto de Su Majestad, aunque el matrimonio apenas le duró diez minutos. También fue en esta película la primera vez que se introdujo el esquí en la saga. A lo largo de los años Bond ha venido sobreviviendo a un sinfín de persecuciones por la nieve. Añado aquí, porque no sé muy bien dónde encajarlo, una curiosidad que en su momento me pareció especialmente relevante. Durante unos planos de La espía que me amó, la fotografía y los encuadres del desierto nos hacen recordar vívidamente muchas imágenes de Lawrence de Arabia (1962, David Lean), la sorpresa es que en un momento determinado la banda sonora de ésta irrumpe y confirma nuestras intuiciones. Pinchad  aquí para ver ese momento.



En el apartado de “quejas”, si algo se puede reprochar al “Bond del futuro” es que sus realizadores han pasado del clásico comienzo que hizo famosa a la franquicia. Estoy hablando de esa mirada subjetiva desde el cañón de un pistola que sigue la silueta de Bond hasta que éste dispara y la pantalla se cubre de sangre. En Casino Royale éste se reinventa y se le cambia ligeramente la estética, en Quantum of Solace y Skyfall hay que esperar hasta el final para verlo.

Si Sólo para sus ojos era la película con menos inventos tecnológicos (se acusó un descenso del presupuesto con respecto a la anterior, Moonraker), Skyfall parece ser, de momento, una de las que menos acción tiene. Es destacable la persecución del principio, previa a los créditos, por la ciudad turca de Estambul. De Sólo para sus ojos podemos añadir que debería haber sido rodada en 1979 aunque se rodó finalmente en el 81. De ahí, que en los créditos finales de La espía que me amó aparezca que James Bond volverá en Sólo para sus ojos. No obstante, la siguiente fue Moonraker, al final de la cual, leemos de nuevo, que la siguiente será Sólo para sus ojos, y esta vez, sí. La razón de este cambio se debió al tremendo éxito de George Lucas con Star Wars. Y es que Moonraker, también va de naves espaciales, al parecer el histórico productor de la saga Bond, Albert R. Broccoli, creyó oportuno aprovechar el tirón del género ciencia-ficción. Será en Panorama para matar cuando se decida dejar de poner al final el título de la próxima entrega, resumiéndolo a un escueto “James Bond will return”.

Algo que se mantiene intacto son las peculiares cabeceras de créditos que siguen innovando para presentar de manera esquematizada la línea que va a seguir el film. En el caso de Skyfall, es Adele la encargada de interpretar el tema original, también titulado Skyfall. Otras cantantes importantes del momento como Madonna han puesto su música a la saga más longeva del cine, e incluso hizo un cameo para la misma película, Muere otro día.

Pero no todo son buenas noticias, como ya se sabe, la Metro-Goldwyn-Mayer, ha atravesado, o sigue atravesando, numerosos problemas financieros. Si hasta Muere otro día MGM/UA era la única productora, desde Casino Royale la saga se está coproduciendo con Columbia Pictures. Más exagerado es el caso de El Hobbit (Peter Jackson), en la que MGM ha necesitado la ayuda de Warner Bros. y New Line Cinema para sacar el proyecto adelante. Un último dato, como curiosidad para cinéfilos, la Metro ha renovado su logotipo del león Leo pero manteniéndose fiel a la idea original. Si no podéis esperar a ir al cine a ver una de la firma, pinchad aquí.

Retomando el tema del artículo y para concluir, añadir que los últimos minutos de Skyfall, muy interesantes para quienes como yo han seguido la saga, establecen un nuevo orden y sientan las bases para el que será el “James Bond del futuro”. Nuevos actores que reemplazan a veteranos y decorados que parecen retornar a aquella oficina revestida en madera de las primeras entregas. Los años pasarán y los actores cambiarán, pero si de algo podemos estar seguros es de que...

JAMES BOND WILL RETURN



Pinchad en la imagen para verla más grande.

La puntuación de @josuperezmarín:

7/10. Skyfall es un pollo asado, uno de esos que lleva mucho tiempo en el horno y se ha hecho despacito, no obstante nos han pillado las prisas y el hambre y al final le hemos dado demasiado fuego y se nos ha quedado un poco seco. Merece la pena verla en el cine, pero tampoco te pierdes nada si la descargas. Una más de Bond.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Se vende JVC Everio GZ HD7

Pues eso, que vendo una JVC Everio GZ HD7 porque ya no la necesito. En el siguiente link encontraréis toda la información necesaria sobre el anuncio:

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Aquí un par de fotos de la cámara y todos los accesorios.



Un abracito.

domingo, 28 de octubre de 2012

Drácula (novela de Bram Stoker y film de Francis Ford Coppola)


Con todo lo que se ha escrito sobre las adaptaciones de libros al cine podría hacerse una cordillera que haría sonrojarse al Himalaya, pero es ciertamente imposible quedarse callado cuando lees un libro y posteriormente ves la película. El ser humano es así, tendemos a comparar.



La Feria del Libro de este verano me ofreció en bandeja Drácula de Bram Stoker por un muy módico precio (cabe decir que la edición es horrible, repleta de faltas de ortografía y con una impresión muy deficiente), así que me puse a leerlo y en pocos días ya lo había terminado. En sus páginas encontré una historia fantástica, dura, terrorífica y, en cierto modo, sensual. Me absorbió, tengo que decirlo, necesitaba saber qué pasaría después. El estilo epistolar en el que está escrita facilita las cosas, la lectura se hace liviana y rápida y bien es cierto que te acerca mucho más a todos los personajes y te sientes uno más, como si te estuvieran soltando toda la historia a la cara.

El libro cuenta la historia de un pasante de abogacía, Jonathan Harker, que viaja a Transilvania para terminar unos negocios con el conde Drácula, que pretende comprar varias propiedades en Londres. Jonathan queda prisionero casi sin saberlo en el castillo del conde, que una vez tiene todo en regla emprende su viaje a Inglaterra. Allí comenzará a causar estragos a gente que, en cierta manera, está relacionada con Harker. Lucy, la amiga de Mina, la prometida de Harker, estará en serios problemas y tan solo un grupo de hombres formado por el doctor Seward, el prometido de Lucy, Arthur, Quincey Morris y, posteriormente, el doctor Van Helsing podrán encargarse del conde y librar al mundo de un poderoso mal. Básicamente ésta es la historia, contada sin spoilers, para que nadie pueda quejarse.

Ahora bien, eso es lo que nos cuenta el bueno de Bram Stoker en la novela, pero al bueno de James V. Hart le pareció que a esa historia le faltaba algo, necesitaba ser más comercial… y ahora viene lo que a mí me decepcionó más de la película. ¿Por qué tuvieron que insertar una historia de amor que lo único que consigue es dar al conde una humanidad que no posee en la novela? El conde Drácula de la novela es un ser maligno, impío y que solo desea hacer el mal (bien sea por necesidad o por impulso), sin embargo, la película se encarga, ya desde el principio, de mostrarnos un prólogo en el que se ve cómo el conde perdió a su amada mucho tiempo atrás, lanzando así la excusa perfecta para enseñarnos el lado más romántico de Drácula. Puede haber gente a la que esto le parezca que está bien traído o que hasta le guste, sin embargo yo no tolero que se inventen una historia que no está en la novela simplemente para hacerla más interesante a ojos de un público mayoritario, a pesar de que haya quien se empeñe en decir que se puede intuir en la propia novela.



Derivado de este cambio viene otro problema: Mina Harker era una esposa fiel en la novela, sin embargo en la película, y víctima del hechizo del conde por su enorme parecido a su difunta esposa, torna en una infiel y lasciva novia de Satán. El punto álgido de esta historia llega en la escena en la que Drácula convierte en vampiro a Mina, una escena que en la novela es totalmente distinta. Dejando a un lado el cambio total del personaje de Mina, si que es cierto que el tema sensual que la novela deja entrever está totalmente plasmado en la película, y de manera magistral, en varios puntos de la historia, como el primer contacto de Lucy con Drácula o el encuentro de Jonathan con las 3 doncellas en el castillo.

Una vez os he dicho lo que más me molesta de la diferencia entre la novela y el libro os puedo asegurar que la película también tiene muchas ventajas. Entre ellas la realización del que por entonces era un venido a menos Coppola (había hecho grandes películas pero que habían sido fracasos comerciales, como Apocalypse Now) plasmando el terror que sí se suponía en la novela y la sensualidad de la historia. Movimientos de cámara exagerados en algunos momentos y una puesta en escena que te mete de lleno en la historia son algunas de esas ventajas de las que hablo además de la gran labor del reparto. No había hablado todavía de él pero el conde está interpretado por Gary Oldman, impresionante como siempre. Keanu Reeves encarna a un Jonathan Harker idéntico al de la novela y Mina Harker está interpretada por una angelical (por fuera) Winona Ryder. Por último, la guinda del pastel, Anthony Hopkins encarnando al doctor Van Helsing de una manera mucho más exagerada que en la novela, aunque, como siempre, de manera acertada. El personaje de Renfield, interpretado por Tom Waits, sí es parecido al del libro, aunque en la película se da a entender que fue el predecesor de Jonathan en los negocios con el conde, viniendo de ahí su locura.

Solo me queda decir que esa niebla verde que aparece en la escena del affaire entre el conde y Mina es MUY cutre.

Las puntuaciones finales:

La novela es un 8/10, un pollo asado en toda regla, que se cocinó hace muchísimos años y que, aunque parezca injusto, pocos han degustado.

La película de Coppola es un 6/10. Otro pollo asado pero más duro de tragar que la novela, aunque visualmente sea atractivo no es totalmente comparable a la obra original. 

Un abracito.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Frankenweenie (Tim Burton)

Hacía un tiempo que no iba al cine y la última de J.A. Bayona me hizo pensar que merecería la pena pagar por ella a pesar del precio actual de las entradas (demos gracias por el 2x1). Al parecer lo mismo que yo pensaron muchísimas más personas porque cuando me acerqué al cine al que suelo ir me encontré con ésto:


Todas las sesiones de Lo imposible estaban agotadas lo que me hace incidir en lo que se ha hecho evidente en los últimos días: la segunda película de Bayona está arrasando y solo lleva una semana en cartelera. Con el tiempo que estará en cartelera y con el próximo estreno en EEUU (diciembre) estoy más que seguro de que rentabilizará los 30 millones de euros que costó. Nada mal para un cineasta que acaba de realizar su segundo film.

Como no pudimos ver Lo imposible nos decantamos por la segunda opción más apetecible de la cartelera: Frankenweenie. Tim Burton (o debería decir Tim Hurto) vuelve con su ya instaurado estilo propio, aunque esta vez en blanco y negro y en stop motion.


Frankenweenie está basada en un cortometraje que el propio Burton realizó en 1984, realizado en imagen real. Lo extraño es ver que un corto hecho en imagen real pase a tener un remake hecho con animación, cuando estamos acostumbrados a que sea al revés. El hecho es que el cortometraje estaba protagonizado por Shelley Duval como la señora Frankenstein, actriz que recordamos de El resplandor. Solo quería apuntarlo porque me sorprendí al verlo. Tanto el cortometraje de 1984 como el largo de 2012 cuentan la historia de Víctor, un niño de 10 años que tiene un perro llamado Sparky. A Víctor le encanta la ciencia y siempre está trasteando en el desván haciendo experimentos. Desgraciadamente Sparky sufre un accidente y muere, pero Víctor logra revivirlo al más puro estilo Doctor Frankenstein. La resurrección de Sparky no será vista de la misma manera por Víctor que por el resto de la gente.

Cierto es que al alargar la trama del cortometraje muchos otros personajes secundarios tuvieron que ocupar metraje y se cambiaron algunas cosas con respecto a la historia original, además de tener más tiempo para profundizar en los personajes principales. Tengo que decir que me parece que estos están más cuidados en la versión de animación, pero puede que sea simplemente por haber compartido más tiempo con ellos.

Como puntos positivos de la película: la iluminación en blanco y negro, muy conseguida y, para quienes les guste, la estética Burton. Como siempre el director americano deja plasmado su estilo en cada película y aquí podemos mirar a Víctor y recordar claramente la estética de La novia cadáver. En definitiva, una estética más noir que la historia original. También veo como un punto a favor el uso del stop motion, le da frescor a la película, algo más que otras películas realizadas con técnicas de animación por ordenador y CGI.

Los puntos negativos: veo a Frankenweenie como un cúmulo gigante de estereotipos. La película es predecible de principio a fin y la historia no tiene interés detrás de la originalidad de la trama. Sabes lo que va a pasar en cada momento y no hay ninguna sorpresa. Te quedas con la sensación de que ya has visto esta película más veces. Con esto quiero decir que la idea es original (o fue original en su momento) pero la historia en sí está más que vista. En resumen, una película más para niños que para adultos y que te deja un sabor agridulce, es entretenida, pero no más.

Antes de despedirme os dejo enlazado el cortometraje de 1984, ya que sí que merece un vistazo al menos.



La puntuación final:

5/10. Frankenweenie aprueba por recordarnos tiempos mejores. Tiempos en los que las alitas de pollo no eran solo propiedad de una gran franquicia, sino tiempos en los que también se podían hacer de forma "más casera", aunque los actuales tampoco estén del todo mal. 

Un abracito. 

PD: Aprovecho para dejaros enlazado el blog de nuestra pequeña productora de clase, con la que lanzaremos dentro de poco un cortometraje que produzco y protagonizo. Podéis entrar aquí

miércoles, 3 de octubre de 2012

Luces rojas (Rodrigo Cortés)


A partir de ahora voy a intentar ser más constante en la subida de post, aunque ahora entrado el curso será algo complicado. Ahora mismo estamos inmersos en la preproducción de lo que será un pequeño cortometraje. Podéis seguir la creación del mismo a través del blog y el Twitter de Bay F, nuestra pequeña productora. Además, esta temporada colaboraré de forma mensual en Cinentérate, allí también podréis leerme, además de enteraros de todas las noticias relacionadas con el séptimo arte.

Una vez explicadas las circunstancias que me acompañarán este año, comienzo a hablaros de Luces rojas, el tercer largometraje de Rodrigo Cortés tras Concursante (2007) y Buried (2010). Lo más sorprendente del caso es el reparto que protagoniza la película. Que un director en su tercer largometraje cuente con algunas de las estrellas de Hollywood más consagradas y con otras que son valores en alza es, como poco, impresionante. Encabezan el cast Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Robert de Niro y Elizabeth Olsen y la verdad es que hacen un trabajo más que bueno.


La historia comienza con la parapsicóloga Margaret Matheson y el físico Tom Buckley visitando a una familia que presuntamente sufre una anomalía parapsicológica. Ambos se dedican a desenmascarar estos fraudes paranormales “de andar por casa”, además de dar clases de parapsicología en la universidad. De repente se anuncia la vuelta de Simon Silver, un conocido psíquico famoso décadas atrás. Buckley, aun con la desaprobación de Matheson, hará todo lo posible por desenmascarar el fraude que él piensa que Silver lleva a cabo.

He decidido no hacer ningún spoiler porque es una película que de verdad merece la pena y cuya trama te engancha y no te suelta hasta el final, pero lo que sí tengo que mencionar es la habilidad de Cortés a la hora de escribir el guion, y sí, ya sé que mucha gente piensa que ese final no conviene para nada a la película, que es un giro Shyamalan desafortunado… pero lo que yo creo es que le viene que ni pintado, y me explico. Durante una escena del comienzo de la película Tom Buckley le dice a Elizabeth Olsen “la magia la has hecho tú mirando donde no debías”. Pues bien, cambiémonos a nosotros mismos por la chica y démosle el puesto de mago a Cortés y entenderéis a lo que me refiero. Lo que usa el director a la hora de escribir el guion es la técnica de las siembras. Se trata de un recurso que ha sido mil veces utilizado en el cine (solo hay que recordar a Keyser Söze en Sospechosos habituales y esa magistral escena final), que hace que al final de la película miremos atrás a cosas que nos han pasado desapercibidas y nos llamemos a nosotros mismos tontos por no haberlo entendido en su momento. Es entonces cuando nos damos cuenta del engaño, pero es demasiado tarde, ya nos han hecho el truco (lo mismo ocurre en la trama). Quizá lo único que cueste entender son esas visitas de Buckley al edificio en el que encuentra a Simon Silver en una habitación.

Tengo entendido que la escritura del guion le llevó varios años, incluso tuvo de por medio el rodaje de Buried (que tampoco fue muy largo), lo cual es comprensible cuando vemos el resultado final de la película, un complejo rompecabezas que al final se resuelve solo.



Concluyo con dos cosas que, personalmente, me gustan mucho. Quiero subrayar la labor de fotografía de la película que, obviamente, no se la debemos solo al director sino a todo un equipo de trabajo. Desde luego lo único español de la película son los nombres de los créditos, y con esto no quiero desmerecer al cine español, ni mucho menos, pero la estética de la película está muy bien traída y parece de todo menos española. No sé si será por el desaturado que gasta el film o por ese boqué pero desde luego me impresionó cuando la vi. Por último, el montaje. Es bien sabido que Cortés monta todos sus trabajos desde que era cortometrajista y eso le da un control mucho mayor sobre la historia, puede dar su toque personal. Personalmente me gusta el ritmo de la película y me gusta el montaje final (ni que decir tienen los créditos iniciales), en definitiva, una buena película del que yo pienso es el director más prometedor que hay ahora mismo en España.

La puntuación final:

Un 8/10. El horno se pone al rojo vivo y cocina una película estupenda que se merece un pollo en todo su esplendor. Entretenida y misteriosa en su punto justo.

Un abracito.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica)


Cuando empecé a escribir este blog me dije a mi mismo que siempre intentaría no dar esa imagen de cinéfilo pedante que tanto odio de los demás. Aun así, y a riesgo de parecer un modernillo, que no lo soy (que venga Kubrick y lo vea), tengo que recomendaros la película de la que os voy a hablar hoy, que no es otra que Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette, 1948). Este film dirigido por Vittorio de Sica fue uno de los primeros de la denominada época del neorrealismo italiano, cuyas características explicaré brevemente un poco más adelante.

La historia está sacada de la novela homónima de Luigi Bartolini, y extrapolada al género cinematográfico por el cuasi omnipresente guionista Cesare Zavattini, y digo cuasi omnipresente porque trabajó con Vittorio de Sica en muchas de sus obras como Umberto D. o El oro de Nápoles. Debo apuntillar que la traducción del título de la película puede llevar a engaño. En italiano “ladri” quiere decir “ladrones”, mientras que quien tradujo el título decidió poner “ladrón”. Aquí hay dos maneras de verlo, pero para ello hay que ver la película, y después decidir.


La historia transcurre en Roma en la época de la posguerra. Italia está sumida en un panorama desolador que tardará en mejorar y quienes más lo sufren son los ciudadanos de a pie. Nuestro protagonista es Antonio Ricci, un desempleado y padre de familia, que por suerte encuentra un trabajo pegando carteles en la calle. El único problema es que necesita tener una bicicleta para que le den el trabajo. Tras empeñar el ajuar de cama de la boda consigue una bicicleta, pero tiene tanta mala suerte que el primer día de trabajo se la roban. Antonio persigue al ladrón pero lo pierde, así que no le queda más remedio que denunciar el robo a la policía. Después se da cuenta de que no sirve de nada así que le pide ayuda a un amigo de su partido. A partir de ese momento la película completa trata la búsqueda de la bicicleta de Antonio, llevándole a dar por fin con el hombre que le robó la bicicleta, pero nada puede hacer pues sin testigos no puede demostrar nada, y todo el mundo defiende al ladrón. Al final, desolado, Antonio ve, como quien ve un oasis en un desierto, una bicicleta aparcada sola al lado de un portal. Tras unos momentos de duda se abalanza hacia la que es su única salvación: rebajarse al nivel de la persona que le robó su bicicleta, pues no tiene otra salida si quiere conservar el trabajo. Desgraciadamente no será tan hábil como quien se la jugó a él y le pillarán a las primeras de cambio, sin embargo, gracias a los lloros de su hijo dejarán que se marche.

Resulta curioso que sea su propio hijo quien le “salve” el pescuezo, cuando lo único que ha hecho durante toda la película es correr detrás de su padre, que a su vez corría detrás del ladrón de su bicicleta. Podemos calificar así a la película como una chasing movie, término que me acabo de inventar pero que queda perfecto para esos filmes en los que el protagonista se dedica a ir detrás de algo que ha perdido o que le han quitado. Hablando de lo que le han quitado, me gusta pensar que entre el título original y la traducción al castellano hay una especie de doble moral que nos obliga a pensar un poco y preguntarnos si la película refleja solamente a una víctima de los ladrones de bicicletas, o realmente refleja a una víctima del triste panorama que se vive cuya última y trágica salida es convertirse en un ladrón de bicicletas. Es complicado de saber.



Pero como realmente se califica a esta película es como pionera en el terreno del género neorrealista de Italia. Definir el neorrealismo italiano es complicado, así que que ni pintadas vienen las palabras de Cesare Zavattini cuando intenta explicar lo que es este género:

“Cuando alguien, sea el público, el Estado o la Iglesia, dice: basta de pobreza, basta de películas que reflejen la pobreza, comete un delito moral. Es que se niega a comprender, a enterarse. Y al no querer enterarse, consciente o no se sustrae a la realidad.”

Básicamente se trata de ese tipo de cine que refleja la sociedad en su estado más crudo, sin aliñarla de ninguna manera. Muestra los despojos del mundo y los problemas cotidianos de los ciudadanos de a pie, normalmente (por la época en la que surgió, en la posguerra) en situaciones de penuria y hambre. Al querer reflejar esta sociedad cruda y desaliñada no solo varió el contenido sino que la forma también cambió. Mientras en Estados Unidos triunfaban las películas con grandes actores y actrices y los magnates del studio system se frotaba las manos día sí y día también, el neorrealismo llevó a cabo un sistema de trabajo en el que los actores no eran profesionales, sino que eran personas corrientes (se buscaba dar más credibilidad), no se seguían los guiones sino que se improvisaba mucho más, y, en muchas ocasiones, se prescindía del acompañamiento musical. Aquéllos que no estén acostumbrados pueden tachar este cine de lento y sombrío, pero muchos directores han confesado la influencia de esta película y de muchas otras del género neorrealista en sus filmografías.

Aparte del guion (nominado al Oscar), hay que mencionar la realización que lleva a cabo De Sica, que nos acerca mucho más al sufrimiento del personaje, además de la melodía que da comienzo al film y que me gustó mucho.

A todos los que hemos estado en Roma nos gusta imaginarnos de nuevo paseando por la ribera del Tíber, y esta película me llevó de nuevo allí, como si estuviera andando otra vez por la ciudad eterna, en busca de una bicicleta que ni siquiera es mía. Así pues, os recomiendo verla y, cuando terminéis de verla, podréis haceros la pregunta, ¿realmente la película trata sobre “un ladrón” o sobre “los ladrones”? Aunque dudo que alguien tenga la respuesta.

La puntuación final:

7/10. Hace mucho tiempo que Ladrón de bicicletas salió del horno, pero su carne sigue igual de jugosa que al principio. Disfrutaréis viendo esta película igual que disfrutáis cuando coméis un buen pollito en su salsa. 

Un abracito.

lunes, 24 de septiembre de 2012

El origen del planeta de los simios (Rupert Wyatt)


Mientras preparo un texto que se me está alargando demasiado en el tiempo, @josuperezmarin os habla de El origen del planeta de los simios, y parece que no está contento. 

Un día cualquiera de 2010. 10:00 A.M. Hollywood, California. En su amplio y lujoso despacho un agobiado productor de cine rebusca en su escritorio un guión que no entrañe muchos riesgos y proporcione grandes beneficios. A su derecha, una pila de tres o cuatro historias de cine independiente que no financiaría ni después de todo el Bourbon del mundo. A su izquierda, entre un sinfín de papeles amontonados, sobresale una bella encuadernación. Tras dejar el puro sobre el cenicero, sus rechonchas manos tiran del taco y aparece ante sus ojos algo bueno, algo muy bueno. Inmediatamente llama a su secretaria para que venga a echarle un vistazo. Mientras tanto, y con la vista puesta en el cartel de La tentación vive arriba que tiene delante, recuerda la millonada que supuso en su momento para la 20th Century Fox el lanzamiento de El planeta de los simios.

Tras un par de horas la decisión está tomada, El origen del planeta de los simios tiene luz verde. Hecatombe.


A partir de ahora contaré detalles sobre la saga, así pues insto al lector no iniciado en esta historia a volver una vez haya echado un vistazo a estas interesantes películas. El planeta de los simios fue un popular film dirigido por Franklin J. Schaffner (Papillon) en 1968 y que nos ha llegado como un clásico del cine postapocalíptico. En la primera parte, unos “astronautas” aterrizan en un planeta aparentemente desértico tras un largo viaje espacial. Más adelante descubrimos que el planeta está habitado por todo tipo de simios, desde chimpancés hasta orangutanes. Finalmente, el protagonista, encarnado por Charlton Heston, descubre que el viaje no ha sido en el espacio, sino en el tiempo (hacia el futuro); y que no están en un planeta lejano, sino en el lugar desde el que partieron, la Tierra.

Con ese épico final de la estatua de la Libertad medio enterrada en una playa se cierra esta primera parte. El éxito fue tan abrumador que no tardaron en llegar las secuelas, en este caso cuatro, hasta completar una saga de cinco films. No obstante, a un avispado ejecutivo se le ocurrió en 2010 que había que recuperar el tema de los monos, aunque ya lo había hecho en 2001 Tim Burton (sin comentarios...). Desde hace unos años viene ocurriendo que los remakes, secuelas y precuelas de clásicos se han puesto de moda. Crisis de ideas en el cine y miedo a fracasos en taquilla es la explicación.

El origen del planeta de los simios (2011) es una película que sobra por diversos motivos. Aparte de no aportar nada nuevo a la historia original, la contradice. No aporta nada nuevo puesto que J. Lee Thompson en 1972 dirigió la cuarta película de la saga Conquista del planeta de los simios / La rebelión de los simios, film dedicado a explicar cómo surgió el planeta de los simios. No obstante El origen del planeta de los simios (2011) no es un remake de aquella cinta. Lo más grave del asunto es que contradice la historia original puesto que cuenta otro origen distinto al que se había dado en 1972 con la cuarta película de la franquicia.

En Conquista del planeta de los simios (1972) (Conquest of the Planet of the Apes en versión original) el mundo se vino abajo por los siguientes motivos. Debido a algún tipo de epidemia las mascotas más comunes de los humanos, es decir, perros y gatos, murieron y se extinguieron. Debido a esto se introdujeron primates en los hogares y a consecuencia de la convivencia, los simios empezaron a pensar y discernir, hasta que uno de ellos dijo “no”, se negó a cumplir una orden de su dueño. A partir de este punto las revueltas se suceden y los simios toman la Tierra. En El origen del planeta de los simios (2011) el origen es otro. El apocalipsis viene provocado por una serie de experimentos que hacen que los monos se vuelvan agresivos. Por supuesto, y se hace evidente cuando uno ve la película, los guionistas de esta última no coinciden con los de las anteriores. Como contrapartida, se puede mencionar el caso de Prometheus, digna precuela de Alien, y digo digna porque encaja a la perfección con la película original y bien podría haber sido filmada antes que ésta. Quizá que el director sea el mismo ayude. 



Como sencilla conclusión, El origen del planeta de los simios, es una película que no tiene cabida en la saga, no se la puede ubicar en ninguna parte puesto que cuenta una historia distinta y sin enlace con las demás de los años setenta. Un punto a favor, y digo sólo uno, es la convivencia durante todo el film de actores digitales con actores de carne y hueso. Esta técnica se la debemos al visionario Peter Jackson y su Gollum y a James Cameron que la perfeccionó para Avatar.

Por cierto, el actor que interpretó a Gollum en El señor de los anillos dentro de una malla llena de sensores de movimiento repitió experiencia con el simio protagonista de El origen del planeta de los simios. La Academia de Cine sigue siendo reacia a reconocerle su labor como actor, de hecho ni siquiera puede ser nominado. Al parecer no encaja en ninguna categoría. Tiempo al tiempo.  

Y ahí sigue sentado, tan ancho, sobre su silla de cuero negro y respaldo alto. Hace dos días ha mandado cambiar de sitio el póster de La tentación vive arriba. Ahora frente a él, reposa erguido en la pared el de El origen del planeta de los simios. Se lo merece, 93 millones de desembolso y 481 de ingresos. En 2014 estrenarán Dawn of the Planet of the Apes.

La puntuación final:

Un 2/10.  El origen del planeta de los simios es un huevo, pero un huevo podrido. No merece la pena ni intentar comerlo, va a la basura de la misma, igual que los huevos golpeados dentro de la caja y que se les ha salido el liquidillo. Repugnante.  


martes, 11 de septiembre de 2012

Marnie, la ladrona (Alfred Hitchcock)


Seguimos con Hitchcock, simplemente porque hace poco me interesé por una de las últimas obras que realizó antes de su muerte en 1980. Se trata de Marnie, la ladrona (1964), el film que realizó después del estreno de Los Pájaros en 1963. La película está protagonizada por Sean Connery y Tippi Hedren, actriz que, a lo largo del rodaje, terminó enfrentada con el director.


La historia comienza con un robo que no se sabe quién ha cometido, hasta que las cámaras nos van presentando poco a poco a Marnie, que es quien ha obrado el delito. Marnie es una ladrona metódica, que va pasando de empresa en empresa desvalijando lo que buenamente puede, siempre “quemando” las pruebas que puede dejar tras de sí. Cambia de identidad en cada nueva ciudad y no hace amistades ni tiene romances. Se mantiene totalmente sola por lo que, en un principio, parece la necesidad de no dejar huellas, pero que al final descubrimos es una patología psicológica. El único vínculo emocional que Marnie posee es su madre, que no la quiere. Eso la hace sufrir pues no hay un motivo claro, o al menos ella no lo conoce, desea con todas sus fuerzas que su madre la quiera pero no sabe cómo conseguirlo, pues ella se muestra distante. Marnie planea otro golpe, en una empresa dirigida por Mark Rutland, que no duda en contratarla a pesar de que no tiene referencias. Marnie ojea todo lo necesario para llevar a cabo el robo y lo ejecuta. Mark la descubre poco después, pero en lugar de entregarla a la policía decide chantajearla para que se case con él. Mark se interesará poco a poco por la patología de Marnie, que no le quiere cerca, hasta que logre dar con su solución.

Se trata de una idea en base interesante, aunque ya utilizada en otras ocasiones. Muchas son las películas cuyas tramas están basadas en el psicoanálisis y los traumas de la infancia con repercusiones psicológicas posteriores y muchas son las que forman parte de la filmografía de Hitchcock (no podemos evitar recordar Psicosis y la importante figura de la señora Bates y el complejo de Edipo de Norman; también podemos recordar la película Extraños en un tren con el complejo personaje de Bruno). Marnie contiene otro personaje que ha sufrido un grandioso trauma en la infancia; ese trauma produce todas las repercusiones que la protagonista sufre en el presente, el miedo al color rojo y el rechazo de cualquier tipo de afecto por parte de los hombres, ya sea en forma de cariño o de ámbito sexual. En definitiva, otra película de Hitchcock que tira de las teorías de Freud para crear una trama medianamente interesante (pero que podría ser mejor).

Como siempre, la mejor escena del film (siendo de Hitchcock) está basada en el suspense puro, como bien expliqué anteriormente el suspense consiste en la regulación del saber, colocando al espectador, nosotros, un paso por delante de los personajes. La escena a la que me refiero es la siguiente:



En ella Marnie está ejecutando el robo de la empresa Rutland & Co. sin saber que la señora de la limpieza está aproximándose poco a poco a la estancia en la que se encuentra. Nosotros vemos cómo Marnie no está dándose cuenta de nada, hasta que sale de la sala tras terminar de robar la caja fuerte y ve a la limpiadora. Entonces se descalza y, cuando creemos que todo saldrá bien, un ruido inesperado la delata. Sin embargo Marnie tiene suerte (para saber por qué ved la escena entera o ved la película).

Lo peor de la película: su exagerada extensión. Los 125 minutos de metraje se hacen excesivamente largos para una historia que podría resolverse en menos tiempo. Quizá demasiado celuloide gastado en la secuencia de la luna de miel, quién sabe, el caso es que, sea por el tema de la película, o por el ritmo (demasiado lento para mi gusto) el producto final no es todo lo bueno que prometería la sinopsis leída en voz alta. El propio Alfred Hitchcock se cansó de la historia en mitad del periodo de rodaje y eso queda reflejado en la película, que no está hecha con toda la pasión de las historias Hitchcock.

Mi puntuación final:

4/10. Casi pero no. Marnie no aprueba, su excesivo metraje y su lento ritmo pudieron conmigo.  Una buena idea depende mucho de su envoltorio, y, al igual que algunos nuggets, a veces ese envoltorio echa para atrás.



Un abracito.

viernes, 17 de agosto de 2012

Psicosis (Alfred Hitchcock) vs. Vestida para matar (Brian de Palma)



Os he dejado días suficientes para digerir Rubber, así que hoy le toca a @josuperezmarin hablaros de estas dos grandes obras del cine de suspense.

Ya desde los primeros instantes, los sensuales planos de una mujer en la ducha preconfiguran el tono irónico con que De Palma va a construir su particular remake del Psycho de Hitchcock. Así, Vestida para matar no pretende ser un recuerdo serio del film del director londinense, sino que toma como base la parte psicológica de éste y la adapta a otro tiempo, veinte años después. El travestismo del personaje protagonista toma otro tono y la elegancia de Norman Bates es transformada en simple exhibicionismo por parte del doctor Robert Elliot. Quizá por esto el film haya recibido el apellido de chabacano. Pero eso lo dice quien no ha comprendido cuál es el papel de Vestida para matar dentro de la filmografía de De Palma. En las líneas siguientes trataré de explicar qué tiene este film de especial a la vez que averiguamos alguna cosa nueva sobre su director.  


Brian De Palma es un director peculiar que se caracteriza por rehacer con ironía lo que otros directores han hecho. Es digna de recordar la escena en la estación de tren, cerca del final de Los intocables de Elliot Ness, que nos retrotrae sin lugar a dudas, a una de las más memorables escenas de la historia del cine, y a una de las más representativas del cine soviético de los años veinte. Me refiero, como no puede ser de otra manera, a la escena en la escalinata de Odessa en el film de S. M. Einsentein El acorazado Potemkin. ¡Cómo olvidar aquel carrito de bebé cayendo interminablemente escaleras abajo! Pues bien, De Palma toma ese momento y lo da la vuelta en Los intocables haciendo que Ness y sus hombres acaben con los malhechores a la vez que logran que el bebé salga ileso. Todo ello en un magnífico esfuerzo de planificación en el que la tensión y el suspense crecen exponencialmente.

Pero la admiración de De Palma hacia Hitchcock no se queda ahí, es también memorable Obsession (1976), film que repite la estructura de Vértigo, y no sólo eso, ¡De Palma contó también con el compositor Bernard Herrmann! Para entender mi entusiasmo es preciso recordar que Herrmann fue el compositor de Pero, ¿quién mató a Harry?, El hombre que sabía demasiado (remake estadounidense de 1956 ya analizado en este blog), Falso culpable, Vértigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, Los pájaros y Marnie, la ladrona. Estoy seguro de que a más de un seguidor de Sir Alfred le sonarán casi todos estos títulos.

Para seguir el resto del texto es preciso prestar una breve atención al video que se muestra a continuación.




De vuelta al tema que nos ocupa, he de aclarar que en el video comparativo que se muestra arriba, la escena del ascensor de Vestida para matar ha sido ligeramente acortada, ya que De Palma se recreaba mucho más con el suspense previo al asesinato. Apenas son necesarios unos minutos para corroborar la idea de que De Palma rehace con ironía. A Hitchcock nunca se le hubiera ocurrido interrumpir la escena de la ducha con un par de empleados que hablan de cosas banales. De Palma juega hábilmente con ellos y hace que, aunque estemos presenciando un horrible crimen, se nos dibuje una ligera sonrisa en la boca al ver al hombre echar a correr, o al escuchar gritar desconsolada a la empleada de la limpieza.

Quisiera destacar aquí la gran similitud del escenario en el que se comenten los crímenes en las dos películas que estamos analizando. Primero, el asesinato se lleva a cabo en un espacio cerrado de pequeñas dimensiones: ducha y ascensor. A ese espacio se accede a través de una de las cuatro paredes del decorado, permitiendo a la cámara jugar con los espacios y colocarse en diversos puntos de vista. Es de sobra conocido que las paredes de la ducha en Psicosis eran móviles (al igual que muchísimos de los decorados de las películas del maestro), del mismo modo que lo son, seguramente, en el ascensor de De Palma. Segundo, tanto la fragmentación en planos del crimen como la propia pose de las actrices, es realmente parecida en ambos casos. De Palma se preocupó mucho por que su escena en el ascensor resultara gratamente familiar a su público. Un público bastante acostumbrado a recordar a los grandes a través del humor negro fílmico, si se puede decir así, característico de este director. Y tercero ¡el papel pintado de las paredes es calcado!

Tras el desarrollo de la trama principal, ambos films cuentan con el discurso de un psicólogo acerca del trastorno de personalidad que sufren los protagonistas. Una explicación que si bien en Vestida para matar encaja, en Psicosis parece más bien una escena añadida por los productores para el buen entendimiento del film. Aunque sabemos que esto no fue así pues Hitchcock tuvo el control absoluto en la realización de la película. No obstante se hace extraña esta desconfianza de Hitch hacia su público al explicar a través de un personaje lo que ya todos nos habíamos imaginado. Pero el final de Vestida para matar va más allá, De Palma deja la llave puesta, aunque no seré yo quien abra la puerta...

Se conoce que a De Palma le gustó mucho la idea de una mujer en la ducha, ya que antes de acabar Vestida para matar tenemos de nuevo otra escena llena de vapor de agua. Y no sólo eso, en Impacto, un año después, De Palma volvía a enseñarnos, al comienzo del film, a una mujer en la ducha. Un breve apunte sobre Impacto para cerrar el círculo. Blow Out, que es el título en versión original, es otra película rehecha con ironía del maestro, ¿adivinan de cuál? de Blow Up, ¡de Antonioni!

¿Por qué lo de cerrar el círculo? En 1960 Michelangelo Antonioni dirigió La aventura en la cual mataba a su protagonista a mitad de metraje, al igual que Hitchcock hacía con Marion Crane en Psicosis y De Palma hizo en Vestida para matar.

¡Compruébenlo!

Las puntuaciones de Josu:

Psicosis es un taco de pollo, uno de los más clásicos y deliciosos de la historia de los tacos de pollo. No hay quien pase por encima al chef Hitchcock a la hora de cocinar buen suspense. Parece que la receta se la llevó a la tumba... 9/10. 

Vestida para matar se queda en pollo asado, Brian de Palma lo intenta pero no puede emular del todo a sir Alfred. 8/10.


PD: El vídeo que se muestra arriba es obra del propio Josu, lo cual me parece muy meritorio. Desde aquí mi reconocimiento (otra vez). 

domingo, 5 de agosto de 2012

Rubber (Quentin Dupieux)



Han pasado unos cuantos días y vuelvo con una apuesta fuerte. En una escena cinematográfica en la que lo que más importa es lo mainstream (en parte por razones obvias) pocas veces salen al mercado películas como ésta de la que os voy a hablar hoy. Rubber (2010) es una película francesa dirigida por Quentin Dupieux (también conocido como Mr. Oizo), un director francés y también productor musical que ahora mismo tiene 2 filmes en su haber. Esta película constituye una apuesta valiente en el panorama cinematográfico actual y, sobre todo, una buena forma de dar a conocer el cine independiente.


La película comienza con toda una declaración de intenciones y es que las personas que han visto este film no olvidan el monólogo que abre Rubber. En él, se nos explica que lo que estamos a punto de ver es un homenaje a la sinrazón (“the film you’re about to see today is an homage to the no reason”). Y el resto de la película va rodada (literalmente), porque pronto conocemos a Robert, que resulta ser una rueda. Rueda que “nace” y que parece estar aprendiendo a andar. Lo que Robert hace a partir de entonces sólo lo entiende él. ¿Por qué? Porque no hay una razón para todo esto. Robert mata usando la fuerza psíquica y rueda por el desierto sin saber dónde ir. Incluso hay amor. En una película sobre una rueda. Sublime.

Pero, ¿por qué he elegido Rubber a parte de por ser una película altamente anti-comercial? Por su estética y por su fotografía. Rubber es una de esas películas que te encandilan solamente con sus imágenes y, aunque personalmente no apruebo este tipo de films, se puede hacer una excepción con esta cinta que nos lleva de viaje por los parajes desérticos que Robert recorre.

Ahora bien, si la fotografía es buena, quiero apuntar otra cosa importante, o más bien curiosa, de la película. En ella se observa la figura del voyeur gracias a un grupo de espectadores que observa los movimientos de Robert con prismáticos, como si estuviesen presenciando una película, al igual que hacemos nosotros. Los observadores comentan lo que ven pero nunca interactúan con la historia de Robert, por lo que se puede deducir que ese grupo de espectadores explícitos nos representa a nosotros (esto se deja claro cuando, después de que el policía que habla a la cámara al principio del film se vaya, la cámara retrocede y sube, dejándonos ver que a quien hablaba era a los espectadores explícitos), y no es que se les trate muy bien, más bien se hace una bonita sátira ridiculizando el gusto de los espectadores a la hora de elegir películas que ver. El grupo de espectadores, hambriento tras no haber comido nada en dos días en el desierto, se lanza sobre un pollo asado que el organizador les lleva, y un día después comienzan a sentirse mal, pues el pollo estaba envenenado. Solamente uno de ellos, que decide no comer el pollo, se libra del angustioso dolor de estómago, mientras se burla de ellos. Extrapolándolo a la realidad cinematográfica lo que tenemos es un grupo espectadores que se lanzan sobre la primera película que sale a la cartelera, contaminando su mente. La persona que tiene más criterio decide no consumir ese tipo de cine y se queda sin experimentar esos "dolores". Se trata de Dupieux contra el cine comercial, al igual que el último plano de la película. 


Siguiendo el tema de la observación, y con la ayuda de @josuperezmarín hablaré ligeramente de la subjetividad en esta película, ya que trae muy buenos ejemplos. La teoría básica del cine nos dice que “podemos colocar la cámara emulando diversos puntos de vista”. De ahí podemos sacar lo que llamamos plano objetivo y plano subjetivo. El plano objetivo es aquél en el que la cámara toma una posición neutral y el plano subjetivo es el que nos sitúa en la mirada de un personaje en concreto. A partir de ahí podemos separar perspectiva visual (la posición de la cámara) de apreciación visual (según quién eso que vemos es así). Hay que distinguir la perspectiva neutral de la perspectiva de un personaje, como en este ejemplo en el que el conductor de la camioneta mira a Robert.




En la primera foto vemos un plano objetivo del conductor. En él, la perspectiva es neutral y la apreciación también, sin embargo, acto seguido mira a Robert y el plano cambia. Lo que vemos es un plano subjetivo en el que la perspectiva es la del conductor. La apreciación es neutral puesto que no solo el conductor ve a Robert sino que todos le vemos. Es importante diferenciar perspectiva y apreciación para un buen entendimiento de las películas, ya no solo de ésta. En todas se utiliza ese recurso para crearnos sentimientos distintos en cada momento. 

En definitiva, Rubber es una película que hay que ver, un must, si consideramos su fotografía y su potente mensaje, aunque el argumento no esté a la altura de estas dos cualidades.

Mi puntuación final:

Un 6/10. Rubber no es como meterse caucho en la boca, es como ir a un restaurante al que no has ido nunca y probar el plato más raro. No sabes cómo será pero tampoco sabes por qué te atrae. Es un pollo asado con aroma francés. Eso sí, esta vez no os comáis el pollo, NO os comáis el pollo.

Un abracito. 

PD: Esta vez en lugar de póster he puesto una foto del DVD que me llegó hace poco, y me hacía ilusión. Las imágenes son pantallazos del DVD. El tema de la subjetividad en Rubber la he escrito con la inestimable ayuda de mi amigo Josu, que eligió sabiamente esta película para realizar su trabajo 'Rubber y la subjetividad'.